6 nov 2011

Capitulo seis: Atando Cabos.


Lamento no haber echo este capitulo antes, es que realmente estaba sin inspiración ni tiempo. Me disculpo por ello. Como ven hay una renovación del blog, espero que eso llame su atención también. Gracias a los seguidores de siempre y a los nuevos también. Espero poder tener una mejor constancia en la escritura, pero no tengo la certeza como para poder asegurarles nada. Muchísimas gracias.


Atando cabos

Nunca tuve buena memoria, ese es un dato interesante para resaltar, pero esto era un extremo desconocido para mí.

¿Qué explicación lógica podía tener esta situación? Estando en estado de sueño, donde vivía en otra realidad, algo que no es real, que no lo es, sufrí de desesperación al correr por algo mayor a mi vida misma lastimando, rasgando y moreteándome piernas y brazos.

Todos los sueños parecen reales al momento de soñarlos. Tanto pesadillas, fantasías, expectativas para un futuro inmediato o lejano como un estado hipnótico  tiene mucha credibilidad al momento de experimentarlo, pero... ¿qué parte de mi sueño había sido realidad?

No podía recordarlo y lo peor de todo era que esa falta de memoria era la consecuencia de varios sueños. Es normal que la gente despierte sin recordar lo que soñó.

En varios sueños suelo meter los sonidos del exterior. Por ejemplo, mientras mi madre me llama para que me despierte y en el sueño aparece una voz llamándome, hasta que mi madre me despierta. Eso explicaría el “corre”, aunque es improbable ya que estaba durmiendo con Ryan, Benjamin no se acercaría. No lo haría. Supongo que no. Pero así y todo lo haya echo, no creo que también él me lastimara y yo hiciera eso parte de mi sueño sin despertarme. Directamente no lo creo capaz de lastimarme.

Lo ultimo que me quedaba era que yo, dormida, me haya auto lastimado.

“Rayos, soy mas masoquista de lo que concientemente pensaba.”

El agua caliente y fuerte golpeaba mi espalda mientras yo lavaba mi cabello. Me sentía sucia, pero no solo por todo el día anterior, sino por la noche anterior. Estaba total y seximente sucia.

Ni dos días en el viaje de egresada y ya había perdido la virginidad con un desconocido y me había lastimado las extremidades sin recordar cómo. Un excelente comienzo.

Terminé de secarme y vestirme y tomé el secador de pelo para no dejarlo mojado con el frío. Jugaba con mi pelo mientras volaba haciéndome parecer una bruja, el reflejo colorado predominaba en el espejo y caras raras me provocaban risa.

Finalmente salí del baño y la habitación que no había tenido la oportunidad de admirar seguía con el cartel de no molestar. Como pude fui hasta el otro cuarto con varias de mis pertenencias en los brazos y al entrar observé a ojitos azules durmiendo como un angelito.

Estaba tan tierno como un cachorrito descansando. Parecía el muñeco Ken, pero tan angelical como un querubín o como un bebe.

Estaba bocabajo abrazando a la almohada, sin taparse y, por lo tanto, con los músculos tensos por el frío. Si bien el hotel tenia calefacción, no era para dormir sin taparse.

Tomé un cobertor que había en el closet y fui a colocárselo a Ryan. Al terminar de cubrirlo me dio ternura verlo de esa manera y me acerque lentamente y teniendo cuidado de no despertarlo a darle un dulce beso en la mejilla. Hasta me cuidé de no respirar y sostenerme los cabellos rebeldes que podrían hacerle cosquillas al hacerlo. Pero Ryan no estaba dormido, o por lo menos no completamente, ya que corrió su cara para que mi beso le cayera en la boca en lugar de la mejilla.

— Acuéstate conmigo. — Dijo Ryan y sonó bastante mal para mi mente mal pensada. — Tomemos una siesta. — Aclaró, seguramente por la expresión de mente sucia que debía mostrar mi semblante. Abrió los brazos poniéndose de costado y levantando el cobertor para que entre en la cama con él.

La cama era para una persona, pero nos acomodamos bastante bien. Estábamos enfrentados, y con nuestras cabezas bastante cerca ya que la almohada era pequeña. Nos tomábamos de la mano y nos besábamos delicadamente.

Todo era tan raro. Lo hacía de una manera inconciente tan extraña. Era tan singular que yo estuviera haciendo ese algo que hacía dos días atrás nunca habría pensado que volvería a hacer. Pero lo quería, lo estaba haciendo porque quería hacerlo. Ryan no me presionaba, no me pedía nada. Yo estaba ahí haciendo lo que se me daba la gana y lo peor de todo es que no lo pensaba. Lo hacía sin estimar las consecuencias, los por qué. Yo planeaba mi próximo movimiento en ese beso. “Capturar su labio inferior, morderlo y dejar que se deslice hasta quedar liberado. Recorrer con la lengua el borde de su boca dulcemente hasta darle escalofríos. Introducir mi lengua dentro de él y hacer que acaricie a la suya mientras delicadamente dejo soltar un suspiro.”

Derepente sonó la puerta, para así arruinar el clima.

— Mierda. — Dijo Ryan. — ¿Quién será?

— No sé. — Contesté sin demasiados ánimos por concluir nuestro beso. — ¿Deberíamos ir a ver?

— Quizá es importante.

—  ¿Te levantas tu o me levanto yo?

— Piedra, papel o tijera! — Propuso ojitos oceanicos.

La puerta volvió a sonar.
— Vamos los dos o ninguno.

— Pero, pero..

— ¿Te levantas o te levanto? — Le pregunté mientras yo salía de la cama.

— Levántame. — Dijo provocándome, buscando ver qué era lo que yo tenía en mente hacer para levantarlo. En realidad, no tenía nada pensado, pero sería divertido improvisar.

— ¡Vamos chicos! Hay que ir a buscar los trajes de nieve. — Se escuchó fuera de la puerta, posiblemente, y estaba casi segura, sería ojitos negros.

No pude hacer mas que reirme. El coordinador nos llamaba, pero mas importante que levantar a Ryan era ‘levantar’ a Marissa y a John. — Ya va. — Le grite Frederic mientras pensaba en cómo llamar a mi mejor amiga y a mi cuñado sin quedar demasiado desubicada.

Golpeé la puerta, quisiera haberlo echo delicadamente pero si asó lo hacia poco tendría de efectivo. Un ‘¿Qué?’ ahogado y a duo se escucho desde la habitacion de Marissa y John.

— Mmm, No quiero interrumpir, pero tenemos que ir a buscar los trajes de nieve. — Dije en voz alta y volviendo a donde estaba Ryan. Éste no estaba donde yo lo había divisado por ultima vez, se encontraba escondido detrás de la pared, o mejor dicho, en el ángulo de la misma. ¿Para qué? Para sorprenderme, para asustarme, para que cuando yo no lo viera en su cama y lo buscara con la vista, lo encontrara precipitadamente delante de mí y en ese momento, sin dejarme pensar ni reaccionar, me besara como siempre me había encantado que lo haga, bruscamente como si ese fuera el último beso de nuestras vidas.

Al chico le fascinaba derretirme, y sabía qué, cómo y cuándo hacer cada movimiento para conseguirlo. Pero esto no era lo único. Antes de este viaje yo jamás lo habría dejado llegar tan lejos. Yo estaba completamente decidida de lo que iba a hacer y de lo que no iba a hacer... pero, ¿Qué demonios estaba pasando conmigo? Tantas cosas que no iba a hacer y que estaba haciendo. Tanto llorar por Ryan para ahora regalarle nuevamente mis besos. Era todo tan extraño. ¿Cuándo sucedió ese cambio en mí? ¿Cuándo que no me dí cuenta que había ocurrido?

La verdad, poco importa en este momento. Es el viaje de egresados, el viaje de nuestras vidas y, lo que sucede en el viaje, se queda en el viaje.

“Lo que sucede en el viaje, se queda en el viaje. Lo que sucede en el viaje, se queda en el viaje. Lo que sucede en el viaje, se queda en el viaje.” Era como un caset hipnótico que daba vueltas en mi cabeza. Durante el beso con Ryan, y para finalizarlo, esperando su sorpresa, pellizqué su trasero. Total, todo queda en el viaje.

Él se tensó a causa de la sorpresa pero no hizo más que eso, continuó besándome, y con mas fogosidad. Lo que interrumpió el beso fueron golpes en la puerta de la habitación.
— ¡Vamos chicos! — Dijo ojitos negros apurándonos.
— Ya vamos. — Dije mientras abría la puerta. Mala decisión, Fred me había visto en una situación comprometedora con Benjamin y ahora también con Ryan y su mirada me demostraba palabras mudas y una sonrisa que demostraba que formaban en si una indirecta. Es difícil explicar con palabras la situación, era como que bromeaba sobre mí, pero conmigo. Yo también reí. Ya tenía dos chicos en este viaje, no necesitaba  también al coordinador. Aunque ese coordinador tuviera unos ojos que me hacían perder el pensamiento, aunque ese coordinador me atraiga mas que el mismo Bratt Pitt, aunque se viera tan maduro y experimentado, ya era demasiado.
— ¿Y los otros dos?
— En la habitación. — Dije señalando la media colgada en el picaporte.
Frederic comenzó a golpear la puerta de John y Marissa y no cesó hasta que ambos dos salieron despeinados y riéndose.
— Ya salimos. Ok? — Dijo Marissa mientras se reía y miraba a su novio.
— Chicos, todo bien que tengan relaciones, a nadie le molesta. Cuídense, y no se pierdan ninguna excursión. No pagaron tanto dinero para encerrarse en una habitación. ¿O si? — Aclaró el hermoso coordinador que nos había tocado.
Tanto Marissa como John dirigieron la mirada al piso. Ambos estaban avergonzados y sabían que Frederic tenía razón.
— ¿Nos iremos ya? — Preguntó Ryan como centralizar el punto de la charla en algo que no sean nuestros mejores amigos teniendo relaciones.
— Sí. Abríguense.
Tomamos nuestros abrigos y fuimos a sentarnos en los sillones del living. Si bien nosotros éramos solo cuatro y no necesitábamos mucho para coordinarnos al estar todos abajo o todos arriba, habíamos viajado con otros colegios y nuestros coordinadores lo era también de ellos. Por lo que al sumarnos éramos unos 40 egresados.

Poco estaba pensando en mas cosas que no sean Ryan, y al darme cuenta de ello pude acordarme de los demás. Mi padre y mi madre aún esperaban la llamada que yo debía hacerles cuando llegara. Y también había olvidado a... ni siquiera recordaba su nombre. Recordaba que era... tampoco recordaba cómo era. Recordaba, sí, y sin podes olvidarlo de ninguna manera, que tenía unos ojos verdes especiales, hipnotizantes, hermosos en todos los sentidos. Mas no recordaba ningún otro rasgo de él, y muy nebulosamente lo que había vivido junto a... junto a... junto a esta persona.
Frío, calor, placer, baños y un sentimiento muy extraño en mí. Un estremecimiento en el pecho, una angustia incontrolable al no recordar nada también, pero ese estremecimiento en el pecho... ¿Qué significaba?

¿Cómo había yo conocido a esa persona? ¿Fue en este viaje o lo conocía de antes? Exacto, no importa si fue o no en este viaje, lo importante es que él estaba en el. ¿o no? Sí, él estaba en este hotel, él estaba en el mismo grupo que yo, y, él debería estar por bajar para buscar los trajes de nieve.
Sí, tan solo en unos momentos yo podría recordar mínima mente su rostro al verlo.

Nunca llegó. Fuimos a buscar los trajes y en todo ese camino yo iba pensando en si había pasado realmente. No me animaba a preguntarle a mis amigos o a Frederic ya que si todo había sido un sueño no solo quedaría como una loca, sino como una idiota delante de ellos, y si bien, no me interesa lo que los demás piensen, tampoco para ir caminando en pijama por la calle.

¿Por qué me sucedía esto tan extraño? Dudaba constantemente que fuera verdad, pero... pero no podía olvidar aquellos ojos. No podía, no quería, no debía olvidarlos.

2 comentarios:

  1. Mica:
    ¿Cuánto tiempo pasó? Bueno, no importa la verdad. En serio, gran capitulo.- Espero que todos tus seguidores vuelvan con la misma facilidad con la que llegaron en un primer momento porque esta historia esta muy buena, y tiene muchas posibilidades.- ¿Benjamín que onda? ¡Espero con ansias el próximo capítulo!

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