Frederic
El día comenzó temprano, y para mi sorpresa, yo no estaba tan cansada ni de mal humor. Fui la primera en estar lista, no tenía ganas de que se generara un momento incomodo mientras nos alistábamos.
Me senté en uno de los sillones del gran hall sintiéndome un teletubie por la ropa de nieve. Comencé a pensar en el sobre, en el sueño que había tenido durante el viaje. ¿Había sido un sueño? ¿Por qué se volvía cada vez más real? ¿Sería que el sueño de la pasada noche también era real y yo una asesina? ¿Qué estaba pasando con mi memoria? Nunca fue muy buena, pero esto se estaba yendo de mis manos.
También estaba el hecho de que recordaba esos hermosos ojos verdes, los tenía grabados a fuego en mi mente y cada vez que los pensaba venía acompañado de esa brisa tan particular, de ese escalofrío intenso y de las palpitaciones.
Entonces fue cuando aparecieron por el pasillo mis amigos, Marissa, John y también Ryan. Estaban muy contentos, riéndose de valla a saber quien qué. Apenas me vieron se dirigieron para donde yo estaba. Me sentía muy apenada, no sabía con cual cara mirarlo a ese, mi exnovio. Y en ese momento, sucedió lo mas inesperado.
— ¿Tienes sueño, bonita? Cambia esa cara de velorio... — Ryan no se veía enojado, todo lo contrario, hasta se preocupaba por mi cara. Después de todo lo que había pasado el día anterior... ¿No le había afectado o ya se había recompuesto? Yo estaba demasiado sorprendida como para contestar, los demas continuaron haciendo bromas aunque no por mucho, Frederic ya estaba ahí para llevarnos al cerro.
Deje que Marissa se sentara junto a John en el bus, yo tenia que hablar con Ryan. Él se veía... tan contento. Tal y como estaba antes de que emprendamos el viaje.
— Ryan... ¿podemos hablar?
— Claro.
— Con respecto a lo que pasó ayer...
— Ya pasó ¿Ok? — Quizá esa era una respuesta bastante esperada, pero lo que me sorprendió fue su expresión. No estaba enojado, no estaba dolido.
— Me siento realmente muy mal por eso, por favor, quería volver a pedirte disculpas.
— Sam... ¿Te encuentras bien? ¿Me estas pidiendo disculpas por haber estado separados en el boliche? En serio, no es para tanto. Y... ¿Me pediste disculpas ya por esto? — Hizo una media sonrisa y se apenó. — No recuerdo mucho de lo que pasó anoche.
— ¿Cuánto bebiste ayer, Ryan?
—Bastante, lo suficiente como para no recordar mucho de lo de anoche.
— ¿Y cómo puedes estar de tan buen humor? ¿Es que no sientes malestar?
— Digamos que anoche bebí mucho pero a llegar al hotel lo devolví todo.
— Pero lo que yo tengo entendido, es que la borrachera te borra la memoria del momento en que estabas alcoholizado. ¿No recuerdas lo que pasó a la tarde?
— ¿Cuando fuimos a buscar los trajes de nieve?
— Mas bien cuando estábamos por ir al boliche.
— ¿Cuándo dijiste que querías pasar una noche de chicas?
Frederic nos interrumpió para decirnos que ya habíamos llegado al pie del cerro, el resto debíamos hacerlo caminando. Esta nueva charla con Ryan me había dejado mas confundida todavía. No sólo mi mente olvidaba, sino que ahora también inventaba. ¿Será que quizá si me estaba volviendo loca?
Para llegar al cerro había que hacer una caminata bastante larga. Entre el cansancio de haber dormido poco, mas admirar al paisaje no había mucho dialogo. Caminamos durante algún tiempo y por senderos completamente admirables. Y derepente lo ví. Era él, nuevamente, era ojitos verdes. Estaba... un segundo, ¿estaba en lo alto de la cascada de agua detrás de un árbol? No detuve mi marcha para tratar de vislumbrar si realmente era ojitos, pero si mi mirada. Gracias a eso resbalé, y el hecho de sólo haberme resbalado habría sido tener suerte. Había una pendiente cerca, no muy empinada, de unos 45° aproximadamente y con unos 4 metros de caída.
Me parece gracioso, al pensarlo, que la mayoría de la gente, luego de tener un accidente suelen decir ‘no sé que es lo que ocurrió’, ‘todo pasó demasiado rápido’. Yo por el contrario, sentía todos los golpes y cada una de las rocas que me golpearon.
Brazo derecho, primer golpe. Ruedo dos veces y media hasta que pierna izquierda, segundo golpe. Me enderecé un poco, hasta quedar sentada. Mala idea. Entrepierna, tercer golpe. Volví a rodar hasta que quedé boca abajo, en el pie de la pendiente, por donde pasaba un pequeño arrollo. Genial, y todavía no había tenido el primer contacto con la nieve ni había podido identificar al 100% a ojitos.
Luego de esa hermosa caída di la vuelta para ver si alguien la había visto, y resulta que sí. Quizá alguno pensara que había presenciado mi muerte, pero no, hay Samara Williams por mucho tiempo más. Espero.
Hice un saludo con la mano, para tranquilidad de muchos, en señal de vida. Fue Frederic el primero en buscar la manera de bajar. Ryan también había querido hacerlo, pero Frederic no lo dejó. Era su trabajo cuidarnos. A diferencia mía, sorteó bien a piedra uno y a piedra dos, pero no lo logró con piedra tres y terminó cayendo los últimos dos metros. Fue una caída muy cómica, no pude contener la risa. Su cara era una mezcla de miedo pero miedo sorprendido y con una gran fuerza de voluntad en mostrar lo contrario. Era una lastima que solo yo había podido admirar su expresión.
— ¿Estas bien?
—Sí, pudo ser mucho peor. Me duele un poco... mmm... todo el cuerpo, pero me declaro sobreviviente.
— ¿Es que acaso no miras por dónde caminas? — Preguntó algo enojado. En ese momento se podía decir que era enojo, puesto que la tranquilidad que le dio mi respuesta había quitado la sensación de susto de él.
— Me distraje admirando el paisaje. — No podía decirle la verdad, me creería una desquiciada.
— ¿Por qué siempre las mujeres mas bonitas son las mas estúpidas? — Dijo en tono de broma, dándole más importancia al ‘bonita’ que al ‘estúpida’. Logró que me sonrojara, pero también que me cabreara, solo un poco.
— Si yo soy estúpida, que caí por no mirar donde camino ¿Qué te queda a ti, que mirando el camino y teniendo tiempo de calcular cada movimiento igual caíste? — Retruque mirándolo con picardía. — Además no soy bonita.
— Eso lo tendría que decidir yo.
— La visión de una persona no me hace bonita. ¿Nunca escuchaste la frase ‘siempre hay un roto para un descosido’? Todos tenemos a alguien en el universo que nos va a ver hermosos.
— Si te digo que estoy bastante roto ¿serías mi descocida? — Propuso e inmediatamente después besó mi mano. Yo no podía dejar de mirar esos ojos tan profundos, tan negros, tan hermosos. No sabía qué debía contestar a esa pregunta. Lo conocía tan poco, apenas hacía tres días. No podía negar que había atracción física, y que la edad a mí nunca me había importado pero yo siempre me había guiado por el mandato de mi corazón. Y éste, no me daba un por qué, solo decía ‘No es él’. Lo único que hice fue reírme, tomar su proposición como una broma. Sin contar, que él podría perder su empleo por esto que estaba haciendo.
— Deja de decir tonteces y ayúdame a volver al sendero. Estas retrasando a todo el grupo por hacer proposiciones a adolescentes accidentadas.
— El grupo siguió adelante con otro coordinador. Puedo pedir ayuda si quieres. ¿Puedes moverte?
— Duele un poco, pero con tu ayuda podré subir esta pendiente.
Se puso de pie y me ayudó a levantarme. Pasó su brazo por detrás de mi cintura, puso el mío detrás de su cuello y emprendimos cuesta arriba.
— Sabes... — Comenzó a hablar mientras subíamos. — puedo perder el empleo por lo que te dije. Se supone que estoy aquí para cuidarte, no para filtrear.
— Seré discreta. No te preocupes por eso.
— La cuestión está, en que, si es contigo, no me importaría perder mi empleo. Siento que eres diferente, me gustas mucho. No he podido dejar de pensar en ti desde el primer momento en que subiste dormida al bus.
— ¿Y a cuantas otras egresadas les has dicho lo mismo?
— No te voy a mentir, muchas egresadas me han buscado... y soy hombre, esas chichas ya no eran niñas, todo lo contrario, tenían encantos de mujer. Pero tú eres a la primera que busco por mi voluntad.
— ¿Y qué es lo que me hace diferente? Me conoces hace cuánto... ¿tres días? Y ya soy razón suficiente para que no te importe perder el empleo. — Dije con sarcasmo. No siempre fui tan desconfiada, pero esto me olía raro.
— ¿Quieres saber qué es lo que me vuelve loco?
< Tienes un cabello particular... no es delgado ni quebradizo, pero tampoco es duro y pajoso. Tiene un color nada normal y a leguas se nota natural. No eres la típica rubia tarada, ni la morocha resentida, ni la castaña confundida. Eres un tono perfecto de colorado, mas bien tirando al caoba, o a ese color tan particular que solo el atardecer puede darle a determinadas cortezas de árboles.
< Tienes una sonrisa grande y hermosa, que me hace sonreír de tan solo imaginarla.
< Tienes unas manos delicadas, dignas de una dama, con unas uñas sin pintar pero bien cuidadas.
< Tu mirada es excepcional, tan dulce como provocativa, tan comprensiva como interrogativa, tan intuitiva como comprensiva. Y el color de tus ojos, esa es una de tus aspectos que mas me gusta. En presencia del sol, se vuelven de un color esmeralda claro, en el crepúsculo de un día soleado son del mismo esmeralda, pero oscuro. En días nublados, son de un hermoso celeste, que solo el que los ha visto detenidamente, sabe que más cercano a donde termina el iris hay dos líneas muy finas formando círculos de color marrón. Pero eso no es todo acerca de tus ojos, hay momentos, que no puedo definir todavía, en los que lo encuentro grises y en otros, marrones.
< Más allá del lenguaje de tu mirada, y del color de tus pupilas, tus ojos tienen una forma preciosa y llena de alegría, enmarcados por esas largas pestañas que le dan el toque perfecto.
< Tus mejillas se sonrojan por naturaleza, y no por polvo.
< Tus labios son de un color rosado fuerte, que los hace resaltar de tu tez clara.
< Tu cuerpo es delgado pero no flacucho. Eres alta, pero no demasiado. — Cada palabra de todo lo que dijo, siempre lo hizo mirándome directamente a los ojos, pareciendo que traspasaba mi mirada y se metía dentro de mí. Sentí un escalofrío, un escalofrío que se me hacía conocido.
Todo lo que Frederic decía era hermoso, era una descripción bastante cercana y específicamente detallada de mi rostro y no tanto de mi cuerpo. Lo decía con un amor en la mirada, con una dulzura en cada palabra.
— Has hablado mucho de mi exterior, no puedo negar que has estado observándome. Pero no me conoces, no sabes mi gusto predilecto de helado, ni mi color favorito, ni cuantas veces me gusta cepillar mis dientes por día...
— Tienes razón en eso, pero me muero por descubrirlo, me muero porque tú lo quieras compartir conmigo. — Ya estaba muy cerca de mi, cada segundo más, y cada palabra costaba mas que saliera, estaba claramente, pensando en lo que quería hacer, cada palabra se iba convirtiendo, cada vez más, en un susurro. Hasta que tomó mi rostro con ambas manos, colocó una en cada una de mis mejillas y me dio un beso tierno, pero a la vez, lleno de pasión acumulada. Tardó en llegar, pero al llegar, no caminó por las etapas normales de un primer beso. Introdujo su lengua tímidamente boca, casi al mismo tiempo en que sus labios tocaban los míos ya entre abiertos por el desconcierto. Era un excelente besador, sabía como hacerlo. Por mi parte, me temblaban las rodillas, sentía aquel escalofrío tan extrañadamente conocido, se erectaban todos los vellos de mi cuerpo, mi corazón no paraba de latir, incluso, me sentía excitada. Frederic, al contacto, era calido y confortable.
En ese momento solo quise acostarme con él. Tenía todas las sensaciones, y odiaba decirlo de esa manera tan de ‘ramera’ pero necesitaba hacerlo, lo necesitaba.
Luego de eso, todo ocurrió muy rápido. Frederic me había dejado indicaciones de qué hacer. A Marissa, John y Ryan les diría que no me sentía muy bien, que el médico había aconsejado reposo, pero que no por eso se queden sin conocer uno de los mejores boliches bailables del lugar. Que los convenciera de que ellos fueran y no se preocuparan por mi, y que les dejara en claro, que cuando volvieran, se acomodaran en una de las habitaciones, así yo podría descansar sin la interrupción de su llegada.
Él, por su parte, quedaría con los demás coordinadores en que él sería quien este en el hotel, por cualquier improvisto con los egresados que regresaban, y pediría a alguno que le echara un ojo a los demás chicos que él tenía a cargo.
Desde el momento en que todos se iban al boliche, a las 22hs, hasta que los más aburridos volvían, nos daba, mínimo, un tiempo de dos horas. Y así lo hicimos.
Todo salió según lo planeado. Para mi sorpresa no costo tanto convencer a Ryan de que no era necesario que se quedara a cuidarme, y John y Marissa no objetaron al echo te tener que compartir su cuarto con Ryan. No sabía con certeza si a Frederic también se le había echo tan sencillo, solo supe, que luego que todos mis acompañantes de viaje habían subido al bus que los llevaría al boliche, Frederic ya estaba golpeando a mi puerta.
No sabía exactamente que usar, no planeaba tener relaciones en este viaje cuando armé la valija, no tenia lencería erótica, ni un camisón sexy y esperarlo como dios me trajo al mundo me daba algo de pudor, por lo que, luego de tomar una ducha tibia que intentaba quitarme aquel constante escalofrío, simplemente me puse mi pantalón azul a cuadros de pijama con la remera de tirantes azul con la que armaba el conjunto.
Al abrirle la puerta del cuarto me miro de arriba abajo y sonrió.
— No sabes cuanto he esperado esto. — Dijo mientras precipitadamente me besaba.
— ¿Un par de horas? — Pregunté en broma.
— Algo más que unas pocas horas.
— ¿Tres días? — Y esa vez era con curiosidad la pregunta.
— Te he buscado desde antes que nacieras, te he esperado desde que yo nací. — Ya no me importaba si era un coqueteo barato o que pareciera trillado, era de lo mas dulce que me habían dicho nunca.
No se sentía como una primera vez, aunque sí era la mía. Los besos en la boca no eran necesarios en todo momento. Yo sabía exactamente que hacer, donde tocar, como colocarme. Y él recorria mi cuerpo haciendome caricias que se me hacían demasiado familiares, por mas que, repito, esa era mi primera vez.
Antes de sacarnos la ropa me preguntó muy dulcemente si realmente quería hacerlo. Debo admitir, me avergonzaba decirle que sí quería hacerlo, me limité a contestarle con un beso. Él se sonrió pero me detuvo.
— Sam, de veras necesito saber que tu estas de acuerdo. — Si, Benjamin. Quiero hacerlo. — Volví a besarlo. En ese momento, no me llegue a dar cuenta que le había dado otro nombre a la persona con la que me estaba acostando, pero a él tampoco pareció importarle.
Arrancamos nuestras vestimentas con pasión. Ambos parecíamos desesperados. Apenas estuvimos desnudos, no esperó, me penetró como un sediento al encontrar agua. Pero una vez dentro, se volvió dulce y todo era muy lento. Al ser mi primera vez, dolía un poco, él me lo preguntaba frecuentemente, pero era un dolor placentero, por lo que le dije que todo lo que sentía era placer.
Él me besaba en lugares que jamás había imaginado que alguien me besaría y me hacía gemir de placer. Yo no dejaba de sentir esa sensación de escalofrío, ni las palpitaciones. Todo era perfecto.
Cuando terminamos, él se acostó por un momento a mi lado y fue cuando realmente me agarró curiosidad. Yo nunca había visto un miembro masculino, pero me sonrojaba de solo imaginarme bajando la mirada, por lo que solo lo toqué con la mano. Éste era realmente grande, tanto que no alcanzaba a, haciendo un circulo con el dedo índice y el gordo alrededor de su miembro, a que la punta de los dedos se toquen. Y no sólo eso, sino que era largo, muy largo. Quizá a eso se había debido tanto placer, realmente no lo sabía.
Frederic estaba en este viaje trabajando, por lo que luego de dos minutos de disfrutar de estar el uno con el otro abrasados desnudos, se tuvo que vestir he ir a revisar las habitaciones de los demás egresados para ver quienes habían regresado y quienes no.
Apenas se fue, sentí que golpearon la puerta. Intuí que era él, tal vez se habría olvidado algo, pero al no estar vestida, por las dudas, pregunté quién era. Nadie contestó. Me puse una bata de baño y fui a abrir.
Frederic me sorprendió con un beso rápido. — Había olvidado despedirme. — Dijo tiernamente. Cerré la puerta y al cabo de dos segundos volvieron a golpear. Sin preguntar fui a abrir, imaginaba que sería Frederic, pero no había nadie, solo en el piso otro sobre como los de mi sueño.
Tengo que decirte que bastante porno, nena! O sea, boluda!!!! Me gustó la caída, muy representativa! La vi en cámara lenta y todo! Ahora, Ojitos verdes se esta pareciendo demasiado a una lechuza, en un costadito, mirando. Frederic! Seductor! Poder mirar taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanto a una persona? Pero taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanto? jajaja! Parece que sí!
ResponderEliminarDespués la escena hot! Me dio un poco de miedo el tamaño de Frederic! Que tiene tres piernas? jajaja!
Por último esos benditos sobre...!
:O
Sin más que decir! Sólo resta esperar!
;)
Esta demasiado buenaaaaa!!! NO PUEDO CREERLO! 3 hombres en 3 dias????????? Pobrecita se esta volviendo loca, Benjamin es todo un enigma siento que tiene el poder de controlar la mente, y le manda esos mensajes extraños en sueños, pero no entiendo xq permitio que todo esto pasara!! O_______O
ResponderEliminarCuando escribiras otro capitulo? M encanta
ResponderEliminarComo maximo, en una semana. Voy a intentar que antes ya este en el blog el cspitulo nueve. :)
Eliminarme ha gustado mucho tus historia es muy buena tienes mucho talento cuidate :)
ResponderEliminarcuando va a salir otro capitulo :)
ResponderEliminarComo maximo, en una semana. Voy a intentar que antes ya este en el blog el cspitulo nueve. :)
ResponderEliminarMe encantaaaaa ya quiero qe este el otro capitulo esta padrisimo tienes un don Mic
ResponderEliminarES MUY BUENA, UN POCO CONFUSO EL ASUNTO DE LOS SOBRES, ADEMAS QUE PASO CON BENJAMIN, SON DEMASIADAS INTERROGANTES, ME GUSTARIA SABER CUANDO ESCRIBIRAS EL SIGUIENTE CAPITULO, TIENESZ TODA MI ATENCION, VOY A ESPERARLO CON ANCIAS,
ResponderEliminarNo estoy muy segura, pero en 5 dias seguro que está. Si puedo antes, lo subo antes :)
EliminarMe encantooo !! escribis re bien Micaaa... Lo unico que tengo para acotar son algunas faltas de ortografias que vi en los otros capitulos (sin ofender ehh, es solo para ayudarte) y que cambiaste las fotos de Benjamin y Frederic y no me gustaron tanto, son mucho mas lindos los anteriores jaja :) espero con ansias el proximo capitulooo !
ResponderEliminarLa foto de Benjamin se parece mas a como me lo imagino yo, por lo menos.. de Frederic, ya la volví a cambiar.. no me gustaba mucho tampoco la que habia puesto jajaja
EliminarY tomo a favor todos sus comentarios, me ayudan a crecer y me dan ganas de seguir escribiendo. Se que no lo hacen con ningún tipo de maldad y soy humana y adolescente, seguramente no van a ser los únicos errores que encuentres :)
Odio a Federic, no me gusta...!!
ResponderEliminardonde esta Benjamin..??!!
xque los sobres estan vacios.??