25 mar 2013

Capítulo dieciséis: Cambios

Hola chicas, quería contarles que éste capitulo lo comencé a escribir muy inspirada, y le tengo que agradecer a Berni por ayudarme, y no puedo dejar de nombrar a Pabli que siempre esta al pie del cañón, como les venía diciendo, comencé a escribirlo con muchas ganas, pero cuando llegue al final, tuve que buscar vídeos y cosas de mi propio viaje de egresada, varias lágrimas se me calleron en eso y me dí cuenta de algo... Bariloche no se cuenta, se vive. Por mas que yo les describiera todo lo que se sentía con cada palabra con cada pequeña cosa, no lo lograrían sentir de la manera que se siente, porque es una semana muy intensa en que todo está muy a flor de piel.
Espero que les gusté éste capítulo que aunque tardó un poco llegó al fin.
Gracias por los comentarios y los votos, y no olviden que sus comentarios me animan a seguir escribiendo. Saludos, Mica.



Capitulo 16 
Cambios 





No pude darme cuenta de cuanto tiempo había estado durmiendo. Sentía como si hubiera dormido una eternidad. Esa mañana la teníamos libre para descansar. Sin excusiones, sin despertadores. Sólo dejándonos dormir.

Unas gotas de agua en el rostro fueron lo que me despertaron, si hubiera sido por mi, me hubiera quedado en ese sueño por siempre. Un momento... ¿Gotas de agua?

Abrí los ojos y la claridad me encandiló. Luego de un momento en que se me contrajeron las pupilas pude ver a Marissa durmiendo en la cama que estaba situada junto a la mía. Toda la habitación se encontraba inundada.

— Vamos, bella durmiente. Nos trasferirán de habitación. — Dijo Ryan. Había sido él quien con los dedos me salpicó para que despierte.

— ¿Qué rayos sucedió aquí? — Pregunté sin entender demasiado y con solo mirar un poco quedé paralizada y tomé un gran suspiro por el miedo. — ¡Mi ropa! ¡Mi valija! ¡Está todo completamente mojado! — Ryan rió y yo enfurecí. — ¿Qué es lo que te parece tan gracioso?

— Eres adorable. — Dijo con una expresión de ternura, como quien mira a un niño pequeño haciendo alguna hazaña. ¿Ese era el chico que me había estrangulado la noche anterior? ¿Qué rayos le sucedía ahora? ¿No debería siquiera estar dolido? Por Dios, Benjamin, debes dejar de meterte así en la mente de las personas, los vas a terminar volviendo locos. O tal vez sea yo quien termine desquiciada, estoy hablándole a la persona que amo a través de pensamientos. Genial, cuando nada podía ir peor.

— ¿Qué sucedió aquí? ¿Por qué está todo mojado?

— En la noche se rompió un caño en el baño. ¡Mira, hasta me salió una rima! — Dijo riendo Ryan. Cielos, estaba de un gran humor.

— ¿Y cómo se rompió?

— ¿Cómo voy a saber yo? Fui el ultimo en dormirse y todo estaba bien anoche.

— Bueno, después de todo, es agua, creo que no es tan malo teniendo en cuenta que solo nos quedan tres días aquí.

— Hoy tenemos una sola excursión, el fogón. — Dijo mirándome pícaramente. — Dicen que nos contarán una historia de terror que asuste a todas las chicas, para que vengan a buscar nuestro abrazo. Luego nos dejarán correr por el bosque asustándonos. Es una de las mejores partes del viaje según cuentan...

En toda esa explicación llegó Frederic.

— Vamos, la chica del apellido difícil... ¡Marissa! Despierta.

— ¿Qué vamos a hacer Frederic?

— Los tengo que reacomodar en otras habitaciones. Luego vendrá un técnico, que deberá investigar si la rotura fue culpa de ustedes o de la infraestructura. Si dice que fue culpa de ustedes, lo lamento chicos, pero tendrán que pagar una multa y hacerse cargo de los gastos que genere el arreglo.

— ¿Qué? ¿Arreglo de qué? ¿No era que hoy podíamos dormir? ¿Por qué me despiertan? — Marissa seguía somnolienta. — ¡Oh por dios! ¡Está todo lleno de agua! — Y tan solo eso bastó para que Marissa saltara de la cama y fuera corriendo a la habitación contigua, donde tenía su valija y partencias. — Gracias al cielo. — Pude escuchar. — El agua no llegó aquí.

— Entonces... ¿Qué haremos Frederic?

— Los debo reacomodar a todos. Técnicamente, una de las dos habitaciones está habitable, pero no tienen baño. Por lo que tengo que reacomodarlos a todos. Las chicas vengan conmigo, les presentaré a sus compañeras de cuarto. — Con Marissa nos miramos y no estábamos muy contentas con lo que estaba por ocurrir. Marissa no estaba contenta porque estaría perdiendo totalmente la privacidad y la oportunidad de estar con John cada vez que se le plazca y yo tampoco lo estaba porque recordando mis anteriores amistades echas en este viaje, prefería quedarme sola. — Ellas son 6. Tenían una habitación muy similar a la suya, sólo que con una de las dos habitaciones mas grandes. Como son las 6 amigas muy unidas, habían juntado todas las camas en la de más tamaño, dejando la otra completamente vacía. A excepción de un par de valijas. Esto no esta permitido en el reglamento del hotel, pero la ocupación está al máximo y sólo será por unos días.

Caminamos un poco por él hotel y nos metimos en el ascensor. Entre los tres había un clima algo tenso. Al ver a Frederic no podía dejar de pensar en lo que me había dicho Benjamin: ‘Era yo.’ ¿Es que ahora también era él? ¿O solo por momentos controlaba su cuerpo?

— Me siento de más aquí. — Dijo Marissa en un momento. Frederic la miró y pensó un momento.

— No tienes por qué, podríamos hacer un trío si tú lo quisieras. — ¿Qué? Inmediatamente miré a Frederic con sorpresa y desaprobación en la mirada, exactamente de la misma manera en que lo miraba Marissa. Él comenzó a descostillarse de la risa. — Siempre caen. ¿Fue un buen chiste o no?

Llegamos hasta el sexto piso y Frederic nos guió hasta la habitación 640. Era sin duda, una habitación mucho mejor que la que nosotras teníamos. Hasta podría llegar a decir que era la que estaba en los panfletos de promoción del hotel.

Era la esquina del edificio y el último piso del mismo. Las paredes que daban al exterior estaban llenas de ventanales enormes, casi ni se veía pared exceptuando la parte de arriba de dichos ventanales. Y tenía una vista... ¡Por Dios! Tenía una perfecta vista al lago.

Tal como había anticipado Frederic una de las habitaciones tenía 6 camas, y la otra estaba llena de ropa tirada por todos lados. Algunas de nuestras nuevas compañeras de cuarto estaban durmiendo, y otras se disculparon inmediatamente por el desorden.

— Ellas son: Cassandra, Juliette y Jessica. Las que están durmiendo son: Hanna, Barbra y Amelie. — Presentó Frederic. — Chicas, ellas son: Marissa y Samara. Por favor, trátenlas bien que pasaron por muchas cosas últimamente. El conserje pronto vendrá con las dos camas extra, podría limpiar un poco la habitación mientras se conocen un poco... — Recomendó. — Me iré, señoritas, todavía tengo que buscar en dónde acomodar a John y a Ryan.

No podía evitar dar una mirada a cada una de mis nuevas compañeras de cuarto. Cassandra era de baja estatura, de un color de piel más bien bronceado, tenía unos preciosos ojos verdes enmarcados por muchas negras y largas pestañas. Tenía buenos atributos físicos, tal vez, si hubiera sido mas alta podría ser modelo.

Juliette era delgada pero con muy buen trasero. Ojos marrones y cabello teñido, pero de buen gusto.

Jessica era normal. Delgada, estatura promedio, ojos marrones, frenillos en los dientes, cabello largo y oscuro.

Las chicas que dormían eran sin duda las más altas del grupo. Hanna era la mas alta entre ellas, hasta acostada era fácil decirlo. Tenía una tez bronceada, el cabello algo rojizo y corto.

Barbra era rubia, alta y no podía decir mucho más, quizá que era la más alcohólica, una botella de licor reposaba al costado de su cama.

De Amelie no había mucho que decir. Cara redonda, cabello largo entre colorado y rubio, buenos atributos pero algo pasada de peso.

Parecían todas muy buenas chicas.

— ¿Qué ha pasado en su habitación? — Preguntó Juliette.

— Se rompió un caño... — Comenzó Marissa.

— ... Y se inundo la mitad del cuarto. — Continué.

— Que mala suerte... — Dijo Cassandra haciendo una mueca.

— Yo no tanto, — Comentó Marissa. — pero a Sam se le ha mojado toda la ropa y la valija.

Las tres chicas abrieron los ojos como platos, como si fuera lo peor que les pudieras hacer, pero enseguida se apresuró a decir algo Jessica.

— Bueno, no te preocupes, entre toda la ropa que tenemos aquí, seguramente algo podremos prestarte hasta que se te sequen tus pertenencias. — Al terminar me dedicó una sonrisa. Parecía la más madura entre ellas, pero era sólo una corazonada. — Casi toda la ropa que está tirada en esa habitación es de Hanna...

— Quizá también haya algo de Amelie — Corrigió Cassandra.

— Si, pero a excepción de una o dos medias de Amelie, todo el resto es de Hanna. — Dijo Juliette riéndose.

— Creo que deberíamos hacer lugar para las camas... — Sugerí.

— Tengo una idea. — Dijo Juliette. Entró en la pequeña habitación y comenzó a patear cada prenda hacía un rincón. — Que se jodan por desordenadas.

En menos de dos minutos, y tapando el rincón a donde habíamos tirado todo, el cuarto estaba impecable.

En ese momento recordé mis sobres. Debía tenerlos conmigo, no podía dejarlos a la deriva de que cualquiera los encuentre.

— Mar, creo que iré a la habitación a buscar mis cosas... Así por lo menos ya voy extendiendo algunas cosas y tal vez así se sequen.

— Te acompaño. Yo también debo traer mis cosas.

Fuimos a la que era nuestra habitación y los chicos ya no estaban. Apenas estuve fuera del alcance de la vista de Marissa agarré los 4 sobres que me habían llegado y los guarde debajo del pijama que llevaba puesto. No podía permitir que se mojaran al contacto con mi valija. Luego tome la misma, le coloqué una toalla debajo para que no mojara todo y la comencé a arrastrar hasta el elevador.

Había momentos en los que perdía o mas bien recobraba la cordura, y comenzaba a pensar que todo era un sueño, que Benjamin no existía realmente, que todo era un juego de mi mente, pero los sobres, ellos eran reales. Mediante ellos me podía dar cuenta que no era todo parte de mi mente, que era real.

Para cuando Marissa y yo llegamos a la 640 Hanna, Amelie y Barbra estaban despiertas y las tres restantes no estaban.

Hanna estaba con un ataque de nervios ‘Yo en mi desorden, encuentro’ repetía, ‘ahora no sé donde se encuentra nada’. Amelie la peleaba ‘No es nuestra culpa que seas tan desordenada, tendría que haber sacado toda tu ropa al pasillo hace dos días, de esa manera ahora tendrías todo ordenado’. Y Barbra tenía la mirada triste, como si hubiera estado llorando y se aferraba a aquella botella de licor que yo había visto antes.

— Hanna, compórtate que llegaron las nuevas. — Gritó Amelie.

— ¡Ay! ¡Hola! — Se asomó con una gran sonrisa en su rostro. — No es con ustedes mi enojo, mis amigas deberían haberme despertado...

— Ni que te tiraran un balde de agua te hubieras despertado, Hanna. — Dijo Amelie riéndose.

— Si, me hubiera levantado. — Contestó Hanna algo molesta.

— Ash, no molestes, Hanna. Todas sabemos que no te hubieras despertado, y si te despertabas tampoco ibas a ordenar nada. — Habló finalmente Barbra y Hanna les dedicó una mirada envenenada a sus ambas amigas.

— ¿Dónde están las otras tres chicas? — Preguntó Marissa.

— Fueron a desayunar. — Contestó Amelie. — Tan pronto como Hanna termine su rabieta y Barbra su licor matutino iremos nosotras ¿Les gustaría acompañarnos?

— Claro, pero primero debo colgar algunas de mis camisetas, sino, no tendré nada para ponerme para ir al fogón. — Respondí.

— ¿A ustedes les toca el fogón? ¡A nosotras también! — Dijo Hanna rebosante de felicidad.

— ¿Estupida, no las viste a ellas en el bus? — Dijo Barbra. Al parecer, o no se llevaba del todo bien con Hanna, o no tenía muy buen humor en las mañanas. — Ellas han hecho todas las excursiones con nosotras.

Marissa y yo nos miramos, y fue uno de esos momentos en los que solo piensas: ‘trágame tierra’.

Tan pronto como extendí dos camisetas y unas calzas bajamos al desayunador y nos sentamos en la misma mesa que nuestras nuevas compañeras de cuarto. Escogí un desayuno sencillo, no tenía muchas ganas de escoger.

— Entonces... ¿Tienen novio? — Preguntó Amelie.

— Yo si. — Contestó Marissa quien apenas había entrado al gran salón había buscado con la mirada a John. — Mi novio es aquel que está allá. — Dijo señalándolo y todas voltearon a verlo.

— ¡Woow! Es muy apuesto. — Dijo Jessica.

— Pero mejor está el rubiecito que tiene al lado. — Dijo Amelie.

— Emm, si, su nombre es Ryan. — Continuó hablando Marissa puesto que yo tenía la boca llena de una riquísima tostada. — Era el novio de Sam, pero ella lo dejó ayer.

— ¿Estas loca? ¿Cómo que dejaste a ese ‘Ken’ libre para que buitras como nosotras lo cacemos? — Preguntó Hanna.

— Hay alguien más. — Dije y me concentré en mi café.

— Debe ser un dios ese ‘alguien mas’ para haberte echo dejar a semejante bomboncito. — hizo conjeturas Amelie. Y la verdad era que sí, Benjamin era como un Dios para mí, poco tenía de demonio.

— ¿Y ustedes tienen novio? — Cambió de tema Marissa.

— Yo sí. — Se apresuró a responder Juliette. — Es aquel de rulos que está en aquella esquina. Su nombre es David.

— Yo lo dejé hace unos meses. — Contó Cassandra.

— ¿Por qué? — Pregunté curiosa.

— Porque era un inconformista que no dejaba a Cassie un segundo tranquila. — Contestó Juliette.

— A mí me dejó hace una semana. — Dijo Barbra al momento en que una lágrima caía por su mejilla.

— Ya no llores más por él. — La quiso consolar Jessica. — Él no te merece.

— ¿Por qué mejor no cambiamos de tema? — Propuso Hanna. — ¿Es bueno en la cama Frederic? — Me preguntó.

— ¿Qué?

— Hanna, tienes menos delicadeza que un burro. — Reprendió Jessica.

— ¡Es que quiero saber! Tiene un buen miembro ¿verdad? Se le nota el bulto.

Fue imposible no reírse con ese comentario, toda la mesa estalló a carcajadas.

— Si es bueno en la cama no tengo idea, yo no me acosté con él. — No estaba mintiendo. Según mi ultimo sueño Frederic era Benjamin, o por lo menos las veces que yo me acostaba con él. — Y lo del miembro... pregúntale... ... o mejor, ve allá a donde está él y fíjate tu misma.

Todas las chicas se miraron.

— ¿Me estás desafiando? — Preguntó Hanna con una media sonrisa en su cara.

— No, si ya atisbé que no tienes el valor suficiente. — Dije sumándole emoción al momento.

— ¡Uh! — Dijeron todas al unísono. Hanna me miró fijamente y con mucha picardía, se paró y fue directamente al lugar en donde estaba Frederic desayunando. Todas la mirábamos. De un instante al otro y sin esperar, llevó su mano a la bragueta de Frederic y abrió los ojos cómo platos en el preciso instante en el que corroboró el tamaño.

Frederic estaba paralizado, había quedado tan sorprendido que no podía reaccionar. Hanna volvió a la mesa con la misma expresión que tenía hacía un momento y dijo:

— Duda existencial: ¿Me dolerá o me dará placer? — y fue inevitable reír, reí incluso hasta quedarme sin aire, hasta que me solía la panza de tanto hacerlo. — ¿Qué dices, Sam... duele o da placer?

— Si no pertenece a la persona que amas es mas probable que te duela. — Era cursi, pero era lo mejor que se me ocurría. No podía ir y decirle, si, es enorme y da placer.

— Ay, es como una pequeña niña enamorada... ¿Sabes todo el camino que te falta? Llega un momento que no te importa si lo amas, ni siquiera creo que te importa cuanto te guste, solo piensas ‘¡penétrame!’ — Dijo Hanna. Está chica era un baúl de sorpresas, pero era imposible dejar de reírse en su compañía.

Habiendo terminado de desayunar todas fuimos para la habitación, muchas aun seguíamos en pijama.

Todavía era temprano para la excursión, ésta misma nos tocaba en la tarde, las chicas hablaban sobre ir a dar una vuelta por el centro, comprar recuerdos y chocolates.

No tenía nada que ponerme pero fueron muy amables prestándome ropa.

— Tengo muchas ganas de ver dónde esta John. — Dijo Marissa.

— Mar, salgamos a caminar con las chicas. No tienes ni idea de en qué habitación los acomodaron... ¿Acaso piensas ir cuarto en cuarto golpeando la puerta y preguntando: ‘¿Has visto a mi novio por aquí?’ ?... En el almuerzo o en la excursión lo encontrarás.

— Tienes razón. Además, luego de todo lo que pasó... creo que ambas necesitamos despejarnos pasando tiempo juntas.

La ciudad era muy hermosa, no había tenido tiempo de detenerme a observarla. La mayoría de las casas y negocios y todo por allí tenía la fachada recubierta de piedras y los tejados colorados estaban recubiertos de una fina capa de nieve.

Entramos en una tienda de chocolates. Había de muchos estilos, en bombones, en rama, con almendras, con nueces, con otras cosas dulces.

— Señoritas, ¿están interesadas en probar un bombón? — Nos dijo un chico algo apuesto vestido de traje y con una bandeja en la mano.

— ¿Estas incluido en la oferta? — Preguntó Amelie mientras las demás tomábamos de esos bombones.

El sabor del chocolate era excepcional, se derretía en nuestras bocas de una manera tan particular que se volvía adictivo.

— Solo cuando termine la hora de trabajo. — Dijo el empleado guiñándole un ojo a Amelie. Ésta se puso completamente colorada, no esperaba una respuesta de ese índole. — Salgo a las 8.

— Amy, ya no nos dejan salir tan tarde... — Le susurró Jessica.

— Si quieres puedo ayudarte a salir. — Le dije.

— Bueno, espero que podamos vernos — Le dijo Amy al chico. — ¿Cómo te llamas?

— Lance.

Salimos de esa tienda y nos dirigimos a una de ropa. Mis camisetas jamás se secarían a tiempo para el momento de irnos y me incomodaba un poco llevar ropa prestada.

No me preocupe mucho en elegir, cualquier cosa estaría bien.

Continuamos caminando y llegamos al centro cívico. Era una gran plaza rodeada por varios edificios arquitectónicamente similares. En ese parque había muchos perros San Bernardo, para que la gente se acerque a tomarse fotografías.

Nos sentamos en un banco, teníamos una preciosa vista al lago. Sólo nos quedamos en silencio, apreciando el paisaje.

Yo particularmente me tildé mirando el horizonte, las palomas, con esas alas tan similares a las de Benjamin, sólo que de otro color.. Basta, Sam. No debes pensar en ello.

— ¿Qué les parece si regresamos al hotel? Ya está por ser la hora del almuerzo. — Recordé.

— Si, mejor volvamos. — Dijo Juliette. — Extraño a David.

— Y yo a John. — Agregó Marissa.





Al regresar al hotel no tuvimos tiempo de hacer mucho. Almorzamos, nos vestimos acorde con la excursión y nos fuimos a tomar el bus.

Llegamos a una cabaña y nos tuvimos que refugiar allí puesto que había una tormenta de nieve. No saldríamos a correr por el bosque, pero está historia era algo que estaba esperando escuchar.

Había un pequeño escenario y un señor se subió.

— Hola chicos. Yo soy el indio. Me dicen el indio. Estoy acá para hacerlos reír un poco, contarles algunas historias.

< Vieron cuando hay una charla madre e hija, que viene tu mama y te dice ‘tenemos que hablar’ y a vos se te llena el culo de preguntas. Entonces tu madre te dice ‘¡cuando salgas a bailar, fíjate que la botella la abran adelante tuyo!’ — Muchas identificadas rieron con aquel comentario. — ‘Y no te tomes ningún trago de colores que te inviten en el boliche los varones’... ‘Y tené mucho cuidado con los coordinadores que muchos dicen que no tienen cama en el hotel y quieren dormir con la mujeres’

— ¡ohh! — Se escucho a la multitud.

— Frederic, cof cof. — Dijo alguien, pero no pude saber quién.

— A las nueve de la mañana te dijeron que tenias que estar en la puerta del colegio que los iba a buscar el micro... — Continuó el indio. — Nueve y un minuto está el estupido que dice: ‘nos estafaron, se llevaron toda la plata’. Hasta que... te empieza a latir fuerte el corazón, llega el micro con el nombre de la empresa y una de tus compañeras lo ve y empieza a gritar.

— AH! — Gritó desaforadamente una chica.

— Se la metieron. — Risas. — Entonces se abre la puerta del bus, y bajan... bajan ellos. Ellos que son distintos, que no son humanos, que son coordinadores. Ellos no caminan, se deslizan. Ellos jamás serán alumnos, sino maestros. Ellos no transpiran, perfuman el aire. Ellos no tienen anteojos, tienen gafas. Ellos no tienen celular, tienen iphone touch. Ellos no tienen cola, tienen glúteos. Ellos no hacen el amor... se tocan. — Más risas y aplausos. — Entonces llega el padre, el que se cree Rocky Balboa y quiere matar al coordinador. Entonces va y le dice: ‘Vamos a hablar de hombre, a coordinador. Esta princesa que está acá al lado mío, mírala bien, 17 primaveras tiene. Nunca nadie le puso un dedo encima, nunca, y es virgen, quiero que vuelva así.’ Y en eso pasa el hermanito: ‘Papá no sabe nada, pero fue aquél boludo, no me traes chocolate le cuento.’

<Y ahora llega el ultimo condimento de esta historia, el compañero que empezó a festejar el viaje dos semanas antes. Iba corriendo y bailando por los pasillos del colegio solo. Y tú le decías: ‘¿Cómo andas?’, y él te decía: ‘¡El viaje, el viaje!’.



El indio continuaba con el monologo pero en ese instante me anulé. Quizá hubiera sido más significativo si hubiéramos pertenecido a un gran grupo, tal vez de esa manera sí me sentiría mas identificada y me causarían mayores emociones. Pero en ese momento, en que muchos reían y disfrutaban comencé a recordar. A recordar aquel sueño, por más que Benjamin me había dicho que no debía hacerlo, no lo podía evitar.

Benjamin era un demonio y me encantaba que lo fuera. Me sentía única, especial, al ser elegida por una criatura sobrenatural.

Mas había algo en esa historia que no me cerraba. Ahora entendía el hecho de leer y controlar mentes, la temperatura anómala de su cuerpo y todas las situaciones extrañas que habían ocurrido, pero había algo más y no era el solo hecho de estar en peligro. Estaba completamente segura de que me había perdido de un capitulo de esta historia, de que había algo que no sabía.

Fue en ese instante que regresaron los indicadores de que Benjamin se encontraba cerca. Recordé sus ojos con el color de las esmeraldas, mirándome fijamente, traspasándome con su mirada, derritiéndome y dejándome idiota. Me sentí... contenida, abrasada, amada y supe que así deseaba estar el resto de mi vida, tan sólo con él. Fuera lo que fuera, así me hubiera dicho que era un asesino serial, el Conde Drácula u Osama Bin Laden no me importaba, era él y era el amor de mi vida.

No supe muy bien en qué momento, el ambiente a mi alrededor había cambiado, ya no había risas, había llantos. El indio ya no hablaba y todos se abrazaban llorando a más no poder. Incluso los varones, nunca había visto llorar de esa manera a Ryan ni mucho menos a John. Marissa acudió a mí y sin saber que los acongojaba, sólo con verla a ella llorar de esa manera me quebró el alma y comencé a llorar yo también.

No sé si sólo es a mí que me sucede, pero soy algo reacia a mostrar mis sentimientos, por lo que llorar, y llorar en público, de esa manera, no es algo muy habitual. Entonces, cuando el llanto logra salir por algún motivo comienzan a aparecer los demás que me hacían sentir mal.

Lloré, creo que fui una de las que más tiempo estuvo así incluso sin haber escuchado el gran detonante que a todos había dejado así.

Lloré pensando en mi vida, en lo que se convertiría de ahora en adelante. Lloré por no saber, por la ignorancia que llevaba, por todas mis dudas. Lloré hasta sin saber por qué, sólo lloré.

11 comentarios:

  1. q paso porq todos lloran esta super chevere el capitulo espero el proximo me dejaste intrigada

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es por el monologo que estaba haciendo el indio. Pero sinceramente no pude escribir el monologo porque como especifiqué arriba, ese viaje hay que vivirlo para entenderlo, no se puede contar. Por eso es que decidí no escribirlo sólo contar sus consecuencias.

      Eliminar
  2. sigue sigue cuando sacas el otro esta muy bueno te felicito ey de verdad por que lloraban no entendi

    ResponderEliminar
  3. Che yo tengo un grupo de amigas IGUAL exijo los derechos de autor jaja El capitulo estuvo buenísimo seguí así besos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja está inspirado en mis amigas y yo JAJAJAJ Digamos que Amelie está inspirada en mi :B

      Eliminar
  4. Gracias por la dedicatoria! Jajaja! Supongo que Bariloche es un hito en la vida de los argentinos! Habemus Viajus, que lindo cuando te dicen que vas! jajajaja!
    Después, bueno, todas zorras estas nuevas! Copadas!!!!!! jajajajaja!
    Benjamín, aparecé! =)
    Espero el próximo, como siempre! ;)

    ResponderEliminar
  5. Me encantooo mica! Creo que uno de los mejores capitulos... solo xq me lo dedicaste a mi, jaja, no mentira! Muy bueno posta ! Bastante rapiditas parecen ser estas nuevas.. Estaria bueno q subieras alguna foto de chicas, osea, como para 'conocerlas'.. lo demas excelente! ya quiero a Benjamin de nuevo,podria aparecer, no?
    Espero el proximo cap!!
    PD: Perdon x la demora!
    PD2: Cuando quieras inspiracion hablame, ja, aunq todavia no fui a Bariloche.. (muy bueno eso q no conntaste lo del indio, xq sino no tendria sentido cuando vaya yo) jjaja
    Besotee!

    ResponderEliminar
  6. cuando vas a subir el proximo capitulo?!

    ResponderEliminar
  7. Woww.. me encanto este cap!!!
    me encanta como escribis!!!

    cuando vas a escribir el siguiente capitulo?

    besos y cuidate


    Cami

    ResponderEliminar
  8. mika cuando vas a subir el siguiente capitulo

    ResponderEliminar
  9. En estos dias, si no lo termino para hoy, mañana seguro lo subo :D

    ResponderEliminar